sábado, 2 de febrero de 2013

Querida hermana


Querida hermana,

 Estás entrando en la adolescencia, un periodo complicado y apasionante, en el cual definirás tu personalidad y en gran medida, tu futuro. Todo depende de cómo enfoques el cambio de jugar con muñecas a jugar en la vida, de disparar con pintura a disparar con pólvora. Quisiera darte unos consejos para que te ayuden en tu camino. He visto demasiadas chicas que podrían dar mucho más y ser mejores personas, que no tengo más remedio que advertirte que el mundo actual diverge en cuantía al de las películas.

 Sentirás atracción por los chicos, conocerás que son personas magníficas, que os divertiréis una barbaridad juntos, pero no por ello intentes impresionar al vestir o al hablar. Sé educada en tus formas, no uses palabras vastas o expresiones ordinarias, porque tú eres una dama, y éstas hablan con propiedad. No te dejes llevar por la moda ni por las tendencias. Coge lo mejor de ellas, y con criterio reinventa tú las tendencias, tu propia tendencia, pero no vistas para enseñar tu cuerpo como si fueras un escaparate de carnicería, no pongas precio al chuletón, pues si no serás demandada por los carnívoros en vez del deseado príncipe azul.

 Crea tu personalidad y forja tu carácter, sé dócil y amable con los demás, pero haz respetar tu persona e ideas, sin imponer ni murmurar. Encuentra tu ambiente, hazlo a tu medida. Déjate aconsejar por los que saben, aunque te cueste. Crea tu propia red social, tus amigas; recibe las notificaciones, a la cara; envía mensajes, entre cafés; acepta solicitudes de amistad, con tiempo y no con un simple clic.

 No dejes de quedar con tus amigas, sé fiel a ellas y mantén tu compromiso, aunque te cueste, porque recoges lo que siembras, y más vale que sea una buena cosecha. Así que ponte siempre en su lugar al tomar una decisión. La amistad tiene un precio y tú eres la que lo revalúas. Aprende a escuchar y a decir “NO”, acéptalos, y sé humilde con tus dones y cualidades. Agradécelo todo, incluso cuando no debas.

Sé selecta en tus fiestas y compañía, todas prometen más de lo que van a dar y no todo el mundo merece estar contigo, que se lo ganen, pues vales más de lo que crees. No quieras ser siempre el centro de atención, el amor y el cariño no se reciben allí, ni tampoco en los espejos, que están para arreglarse y no para admirarse. Déjate influir por la opinión de los que estimas, pero pasa de largo de la vox pópuli, criticar por hablar nunca nos llevará a nada.

 Te quejarás de no encontrar a tu príncipe azul, pero en parte habéis sido algunas de  vosotras que habéis malacostumbrado a los lagartos y sanguijuelas nocturnas. Les habéis otorgado unas facilidades y una imagen muy distante de la realidad, de la que os merecéis. Vuelve a colocarlos en su sitio, no seas una “chica fácil”, hazte respetar. Vigila los sentimientos y tu corazón, pues son traicioneros, combínalos con la razón. Además, debes saber que la reputación cuesta años ganarla y una acción perderla. Por ello, trabaja y persevera, sé constante y exigente, pero sobretodo disfruta responsablemente de tu juventud, haz infinitud de buenos amigos, ponte metas, motívate e ilusiónate con la vida, sueña con la cabeza en el cielo y los pies en el suelo, sé niña y mujer cuando toque, no dejes de jugar, no dejes de sonreír.

 Y, cuando te vengan bajones, arrímate a los tuyos, llora y ríe, ayuda a tus amigas y déjate ayudar, no te dejes subestimar. Sigue estos consejos y llegarás más lejos de lo que te crees, y madurarás.

 Tu hermano, que te quiere